Había oído decir que Fredric Brown era un buen narrador.
Hasta hoy sólo había leído una novela suya: Marciano, vete a
casa y a pesar de resultar entretenida y divertida no la había
considerado nunca ninguna obra maestra. Pero al finalizar Universo
de Locos entiendo lo que se dice de Brown y más porque ésta
es una de las obras más redondas que he encontrado en el
género.
Ahora sí que puedo afirmar también que Brown es un
gran narrador y como tal no se preocupa al describir tecnicismos
científicos. Para entendernos, sus obras recuerdan más
a Vance que a Egan.
Fácilmente podemos catalogar sus novelas como soft, o sea,
que las razones científicas brillan por su ausencia y en
cambio el entretenimiento asume el papel más importante.
No importa como se resuelven las líneas argumentales sino
que se resuelven de forma que engancha al lector.
Universo de Locos además, tiene un argumento muy
bien estructurado donde se combinan de forma magistral la intriga,
el humor y la aventura sin dejar de lado una leve especulación
científica en este caso dirigida a la posibilidad de la existencia
de universos infinitos. Ésta es la premisa básica:
El parecido pero también la diferencia entre universos diferentes
donde se ha avanzado en muchos campos pero también se ha
retrocedido en otros.
Keith Winton es el jefe de redacción de una revista de fantasía
científica, tan común en los EE.UU. de mediados del
siglo XX. En un accidente, Winton es trasladado a otro universo
instantáneamente donde la realidad es parecida a la nuestra
pero también ligeramente diferente: Básicamente por
la existancia del viaje interestelar y por el hecho de que todo
el planeta lo quiera asesinar sin hacer preguntas (se nota la influencia
de la paranoia anti-soviética que empezaban a tener los americanos
en aquellos años. El mismo autor la ridiculiza). Brown nos
hace vivir con una prosa directa y adictiva las desventuras de Winton
para integrarse en el nuevo universo sin renunciar a buscar la manera
de volver a casa.
No puedo evaluar ninguna característica de la novela que
me haya parecido negativa: Ni la longitud (perfecta), ni el ritmo
(trepidante), ni el argumento, que resulta perfectamente acabado.
La imaginación que vierte Brown en la creación de
este universo alternativo es entre alucinante y divertida. Podemos
encontrar naves estelares pero en cambio ni un solo ordenador, avances
científicos increíbles al lado de la más casera
vida americana. ¡Fantástico!
La única frontera de esta novela es la propia imaginación
del autor, de la misma manera que también lo fue otro gran
clásico como es Las
estrellas mi destino. Nombro a esta última obra porqué
posiblemente éstas sean el mejor ejemplo de novela soft que
haya podido encontrar leyendo ciencia ficción (las dos huyen
de tecnicismos innecesarios y ofrecen un mensaje sin envoltorios
tecnológicos). Es posible que esta afirmación sea
arriesgada y no compartida por muchos, pero con respecto a mí, Universo de Locos será uno de los libros que más
recomendaré a partir de ahora.
No hará falta que busquemos una novela profunda sobre realidades
paralelas porque no la encontraremos aquí pero sí
tendremos entre las manos una obra coherente, divertida y muy adictiva
que puede recomendarse a cualquier lector, incluso a aquéllos
no acostumbrados a leer ciencia ficción. Un clásico
indiscutible totalmente descatalogado (por ahora, pues la editorial
Gigamesh ha anunciado su recuperación) que no tendría
que faltar en ninguna biblioteca.
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